EL ASESINO DE RÍO VERDE. GARY RIDGWAY.
Gary Ridgway – El Asesino de Río Verde
Gary Ridgway tenía como
plan el asesinar a todas las mujeres posibles que él considerase prostitutas.
Durante casi 20 años burló a la Policía y consiguió matar 49 mujeres, hasta que finalmente fue incriminado gracias
a una prueba de ADN…
Primeros años.
Gary tenía una madre
dominante que lo maltrataba y humillaba en público, pero que a la vez se vestía
de forma provocativa, por lo que despertaba en Gary una mezcla de ira y deseo
sexual. Según Gary, su madre se vestía como una “prostituta”, por lo que
después éstas se la recordaban…
Gary Ridgway nació un
18 de febrero de 1949 en la ciudad de Salt Lake, Utah. Sus padres fueron María
Rita Steinman y Thomas Newton Ridgway, mientras que Gregory León y Edward
Thomas fueron sus hermanos.
Como muchos asesinos
seriales, Gary se orinaba de niño. Esta costumbre la tuvo hasta los trece años
y su madre, que solía menospreciarlo y avergonzarlo en público, lo bañaba
inmediatamente cada vez que Gary se orinaba. Otra característica típica de los
asesinos seriales la vemos en la crueldad hacia los animales, tendencia ésta
que de niño llevó a Gary a sofocar a un gato por el puro placer de verlo
sufrir.
Sin embargo, en
relación a sus tendencias asesinas, el punto que más relevancia tuvo dentro de
sus primeros años fue el insano vínculo que Gary tenía con su madre, hacia la
cual guardaba sentimientos de ira pero también de atracción sexual.
Fue su madre quien en
parte lo acostumbró a la violencia, ya que era una mujer dominante y
temperamental que le gritaba a su esposo y que hasta llegó a romperle un plato
en la cabeza delante de Gary; y fue, igualmente ella, quien desató problemas
sexuales en Gary al tener un comportamiento incoherente que por un lado la
hacía ser una mujer religiosa mientras que, por otro, la impulsaba a vestirse
de forma muy provocativa, semejante a la de las prostitutas por las que después
Gary, al igual que con su madre, experimentaría atracción sexual y a la vez ira
y desprecio.
Por otra parte la vida
académica de Gary no fue muy buena, pues su rendimiento siempre fue pobre y
tuvo que repetir un año dos veces. Fundamentalmente aquella situación se debía
a su dislexia y a su coeficiente intelectual de 82 (lo normal es 100).
En cuanto a su forma de
ser en aquel entonces, algunos de sus ex-compañeros de colegio lo describieron
como alguien agradable pero fácil de olvidar. Sorprende así que, a sus 16 años,
Gary haya cometido algo tan atroz como llevarse a un niño de seis años al bosque
para apuñalarlo en las costillas y luego, según contó años más tarde la
víctima, alejarse riendo tras decir: “Siempre me he preguntado cómo sería matar
a alguien”
Las mujeres en la vida
de Gary
Fue a su entrada en la
Marina cuando Gary empezó a volverse adicto a las prostitutas y contrajo
gonorrea, por la cual culpó a las prostitutas, incrementando así el odio previo
que les tenía en tanto que le recordaban a su madre.
Después de graduarse de
la escuela secundaria, Gary entró a la Marina y se casó con quien fue su novia
de colegio: Claudia Barrows. Fue en ese entonces, durante su periodo de
servicio en las Fuerzas Armadas, cuando Gary empezó a pasar mucho tiempo con
prostitutas y adquirió gonorrea y verrugas genitales por no usar preservativo
en las relaciones. Como suele darse en las mentes criminales, Gary no se vio a
sí mismo como el responsable y creyó que las prostitutas tenían la culpa,
incrementando así el desprecio que ya tenía por ellas debido al odio que su
padre les tenía y al hecho de que su madre se vestía como una de ellas…También
fue en ese mismo periodo cuando Gary fue enviado a Vietnam y, ante su ausencia,
su joven esposa de 19 años no soportó la soledad y empezó a salir con otros
hombres, causando con esto que el matrimonio terminara en menos de dos años.
Durante su segundo
matrimonio Ridgway, pese a la gonorrea que había contraído antes, siguió
frecuentando a las prostitutas. Es en este punto donde sale a relucir el papel
clave de las conductas aprendidas pues, incoherentemente al igual que su madre,
Ridgway acompañaba una conducta lasciva (frecuentación de prostitutas) con un
gran fervor religioso, puesto que en ésta etapa de su vida él se volvió un
fanático miembro de la Iglesia Pentecostal: lloraba después de los sermones en
la iglesia, insistía constantemente a su esposa Marcía el seguimiento puntual
de los preceptos que el pastor pregonaba, leía la Biblia en voz alta en casa y
en el trabajo y hasta tocaba las puertas de extraños para convertirlos a la fe…
A la vez que seguía
frecuentando prostitutas, durante su segundo matrimonio Gary se volvió un
fanático religioso que leía la Biblia en voz alta en casa y en el trabajo,
lloraba en los sermones, exigía a su esposa cumplir todo lo que el pastor decía
e iba de puerta en puerta predicando su fe…
Cuenta Marcia que la
madre de Ridgway era la típica suegra intervencionista, sobreprotectora e
idealizadora de su hijo: intentaba controlar los gastos y tomar decisiones de
qué comprar y qué no, elegía la ropa para Gary y la acusaba de no cuidar bien
al pequeño Mathew, hijo de ella y Gary.
Gary tuvo tres
matrimonios pero solo estuvo largo tiempo (hasta su arresto) con Judith
(arriba), única esposa que aceptó a la entrometida madre de Gary. Ella, al
igual que sus otras esposas, contó que Gary pedía sexo hasta 6 veces por día…
Sexualmente, según
reveló Marcia (y las otras esposas que tuvo Gary), Ridgway se mostraba como un
ser insaciable que le pedía sexo varias veces (hasta unas seis) al día y que en
ciertas ocasiones deseaba tener sexo en lugares públicos (cine, parques, etc…).
Al igual que pasó con
Claudia, los celos de Ridgway terminaron poniendo de su parte en el divorcio.
Así, tras una cirugía que a fines de los años 70 Marta se hizo por problemas de
sobrepeso, ella empezó a ponerse delgada y a transformarse en una mujer
atractiva que captaba las miradas de los hombres y, con esto, hacía sentir
celos a su inseguro marido, quien cada vez se mostraba más conflictivo hasta el
punto de que casi la ahorca en una pelea…
Tras su divorcio,
Ridgway comenzó a salir con varias mujeres que conoció gracias a Parents
Without Partners. En medio de esas citas fue que encontró a Judith Mawson en
1985. Judith lo vio como un hombre con estabilidad laboral (Gary llevaba 15
años pintando camiones), como alguien amable, responsable y estructurado. Ella
encontraría en él la pareja perfecta, él la amaría y ambos estarían juntos
hasta que el lado oscuro de Ridgway se hiciese público y sus crímenes lo
pusiesen en la prisión…
En efecto, antes de
casarse Ridgway se tomó la molestia de remodelar la casa, incluyendo una nueva
alfombra. Judith, más tradicionalista que Marcia, no se molestó sino que quedó
encantada con la madre de Gary. No la veía como una suegra metiche o como un
estorbo sino como una suegra preocupada que quería ayudar y, en algunos casos,
aconsejar. Por todo esto las cosas marcharon bien por años, ya que Gary fue muy
hábil a la hora de no levantar sospecha alguna en Judith sobre su sangriento
hobby.
.
El perfil del asesino
En líneas generales, el
método de Gary consistía en contratar a una prostituta, subirla al carro,
mostrarle la foto de su hijo para que la prostituta crea que estaba ante una
persona buena e incapaz de matar, tener sexo con la prostituta y luego matarla con
estrangulamiento. Generalmente mataba a las víctimas en su casa, pero a veces
también en el carro o incluso en un lugar apartado como el bosque: si las
mataba en casa, tenía sexo con ellas en casa; si las mataba en el carro, tenía
sexo con ellas en el carro y, si las mataba en el bosque o en algún otro lugar,
era que la chica había aceptado tener sexo en el bosque o el lugar elegido por
Gary.
Matando en casa:
Gary mató a muchas de
sus víctimas en su propia casa. Según dijo, una de sus estratagemas era llevar
a la prostituta contratada al cuarto de su hijo Mathew, antes de lo cual ya le
había mostrado la imagen de aquel para dar la impresión de ser un hombre tierno
y nada peligroso. Entonces, en palabras del propio asesino, al ver el cuarto
del hijo la prostituta se diría: “Hey, este chico tiene un hijo. Él no va a
lastimar a nadie. Su nombre está escrito en la puerta, el cuarto está vacío y
tiene su litera allí, con los juguetes en el suelo”.
Según se supo por
informantes y por el propio Ridgway, él usualmente negociaba con la chica el
llamado “mitad y mitad”, cosa que en realidad consistía en sexo oral seguido de
penetración. Así mismo Ridgway deseaba que la chica estuviera con tan poca ropa
como le fuera posible (que no se deje medias ni nada) y siempre le solicitaba
usar el baño antes de iniciar el intercambio sexual pues, en su retorcida
mente, sabía por experiencia que las víctimas por estrangulación tienden a
manifestar episodios de incontinencia: “Yo no quería que se cagaran en la cama,
esa era la principal razón”, dijo Gary a un policía.
A muchas de sus
víctimas Gary las mató en su propia casa. Allí le mostraba a la prostituta (sus
víctimas eran prostitutas) la foto de su hijo para que ésta se confiara, luego
le pedía una postura en la que él pudiese penetrarla por detrás y, finalmente,
cuando él acaba y la chica se volteaba, Gary la estrangulaba, usualmente
después de forcejear. Según dijo, nunca disparó o usó otro método porque
estrangular era más personal y satisfactorio y él era muy bueno en eso…
Previamente al acto
sexual, Gary le decía a la chica que él solo podía llegar al orgasmo si la
penetraba por detrás (no necesariamente de forma anal), si ella le daba la
espalda. Entonces la chica se ponía en la postura del perrito y él se ponía
atrás de ella y comenzaba hasta llegar al clímax, tras lo cual la chica
levantaba la cabeza y entonces, generalmente en este momento, él procedía a
estrangularla.
A veces, y esto no solo
lo hizo cuando mató en su casa, Ridgway empleaba una salida ingeniosa ante las
chicas que se ponían difíciles en la etapa del forcejeo, etapa que siempre
venía cuando él iniciaba el intento por ahorcarlas pues, a diferencia del
gigantesco Edmund Kemper, Ridgway no era ningún portento de fuerza física. A
saber, lo que Ridgway hacía era decirle a la chica, en medio del forcejeo, que
si ella dejaba de pelear él le perdonaría la vida y la dejaría ir. Muchas
ingenuas aceptaron y murieron con más rapidez, pues Ridgway dijo que se volvían
más fáciles de matar cuando dejaban de forcejear. Resulta penoso, en medio de
este tipo de situaciones, el que algunas víctimas, según contó el asesino,
intuían que él las iba a matar y, sintiéndose indefensas, le rogaban para que
no las matase a través de frases como: “¡no me mates!”, “soy muy joven para
morir”, “tengo una familia a la cual cuido”, “tengo una hija en casa” o “yo no
quiero morir”, entre otras. Sin embargo Gary nunca tenía piedad y las
estrangulaba, método que elegía siempre debido a que era más “personal” y
“gratificante” que disparar o algún otro, además que no valía la pena
experimentar pues, en sus propias palabras: “Ahorcar era lo que hacía, y era
bastante bueno en eso”
Un asesino precavido:
Para empezar, Ridgway
casi nunca les pagaba a las chicas antes de que se trepasen a su camión.
Además, muchas veces les exigía a las prostitutas que, a modo de garantía, le
mostrasen su vagina o sus pechos, cosa ésta que hacía porque estaba convencido
de que las policías encubiertas[1] no iban a aceptar tal solicitud. Entonces, y
solo cuando se aseguraba de que todo estaba bien, Gary continuaba con las
siguientes etapas previas al asesinato.
Gary era un asesino
precavido que no hablaba a nadie de sus crímenes, disponía a los cadáveres en
grupos y dejaba señales para no volver a los mismos sitios y ser pillado, usaba
guantes, eliminaba pistas (ropa, objetos de la víctima) reales y dejaba pistas
falsas para confundir.
Una vez cometido el
asesinato, Ridgway tomaba el cadáver de su víctima y, generalmente de noche,
conducía en su camión hasta llegar a lugares apartados. Allí, rápidamente
sacaba el cadáver y lo ponía fuera de la carretera, después se trepaba al
camión y lo parqueaba lo suficientemente lejos como para que, si se aproximaba
algún policía, el cadáver no fuera descubierto. Posteriormente miraba que nadie
lo estuviese viendo y caminaba a través de los bosques que rodeaban la
carretera (y no a través de la carretera) hasta donde previamente había dejado
el cadáver. Una vez en ese punto, miraba nuevamente que nadie lo viera, tomaba
el cadáver, se metía con el cadáver en el bosque y lo depositaba lejos de la
carretera. Particular importancia tenía la disposición geográfica que los
cadáveres debían guardar a fin de disminuir la probabilidad de caer en manos de
la Policía; en relación a esto Gary dijo lo siguiente cuando estaba en el
juicio: “Otra parte de mi plan fue el lugar donde coloqué los cuerpos. Les
quité la ropa y objetos personales para no dejar evidencia de quiénes eran y
así resultaría más difícil su identificación. Puse la mayor parte de los
cuerpos en grupos, como si fueran
‘racimos’. Hice esto porque deseé
no perder de vista a todas las mujeres que maté. Tuve el gusto de hacer un gran
racimo alrededor del condado. Utilicé generalmente una señal para recordar a un
‘racimo’ (grupo de mujeres). Mi intención fue crear racimos nuevos para no
volver a los anteriores y ser pillado.”
En cuanto al cadáver,
Ridgway sabía que a veces podía ser solo un cadáver aparente y que la víctima
podía estar todavía viva, por lo cual en muchos casos ataba las piernas de la
víctima con ligaduras y vigilaba desde su espejo retrovisor por si se
presentaba signo alguno de movimiento en el cuerpo de la víctima.
Si de algo se cuidaba
mucho Gary era de dejar evidencias. “Bueno. En cierta forma yo me sentía un tanto
orgulloso de no ser descubierto haciendo…cosas como remover las ropas. No dejar
nada…ninguna huella digital, usar guantes…No presumir acerca de eso. No hablar
de eso.”, dijo el asesino luego de su detención. Incluso era tal su prudencia
que, cuando la víctima lo había rasguñado en medio del forcejeo, Gary le
cortaba las uñas antes de ir a dejar su cuerpo al bosque, de modo que, si la
Policía encontraba el cadáver, no pudiese hallar restos de su piel. Otras veces
colocaba evidencias falsas como colas de cigarrillos o goma de mascar, siendo
que él nunca fumó ni fue adepto a los chicles. El ejemplo perfecto de estas
estrategias encaminadas a sembrar la confusión fue cuando Gary tomó la licencia
de conducir de una víctima y la dejo en el Sea-Tac Airport para dar la idea de
que la víctima se había ido de la localidad.
Gary el necrófilo:
Al comienzo Gary negaba
ser necrófilo, aunque posteriormente fue admitiendo su tendencia de forma
gradual. Primero confesó que solía eyacular inmediatamente después de acabar
con la víctima mediante el estrangulamiento, luego admitió que muchas veces había
regresado para tener sexo con el cadáver. Inclusive contó que, en unos pocos
casos, los cadáveres con los que fornicó habían empezado a agusanarse…
Tener sexo con chicas
muertas era genial para Gary porque representaba “sexo gratis”. Y es que, si
bien recuperaba el dinero que pagaba a las prostitutas una vez que las mataba,
cuando estaban muertas él podía usarlas cuantas veces quisiera sin que se le
intente cobrar un solo dólar…
Tan fuerte era a veces
su deseo necrófilo que, cierta vez, Gary estaba con su hijo en el camión
cuando, aprovechando que su hijo dormía y que pasaban cerca de donde él había
dejado un cuerpo recientemente, Gary estacionó el camión, se adentró en el
bosque unos treinta pies y fornicó con el cadáver de la víctima. Tener sexo con
chicas muertas era genial para Gary porque, según le confesó a un psiquiatra,
representaba “sexo gratis”. Y es que, si bien Gary recuperaba el dinero que
pagaba a las prostitutas una vez que las mataba, cuando estaban muertas él
podía usarlas cuantas veces quisiera sin que se le intente cobrar un solo
dólar…Era así más fácil volver y hacerlo con una muerta que tener que invertir
energía, gas, tiempo y esfuerzo en una nueva víctima. No obstante las muertas,
aparte del corto tiempo de utilidad que tenían debido a la descomposición,
presentaban el inconveniente de no ser muy estimulantes, razón por la cual
Gary, pese a su apetito sexual insaciable, a veces tenía tantos problemas de
desempeño que, viendo que no podía lograr la erección, abandonaba el cadáver y
se iba frustrado. Por último, indagando un poco en lo que ocasionaba esta
tendencia necrófila de Gary tenemos que, según se supo, el padre de Gary
trabajaba en una funeraria y, siendo Gary un niño, éste le había hablado a Gary
sobre los actos sexuales que otro miembro del personal de la funeraria había
efectuado con cadáveres. De ese modo y en una personalidad obsesiva como era la
de Gary, la llegada temprana de aquel impactante dato empezó a cobrar fuerza en
su mente hasta desembocar en fantasías que, apenas tuvo la oportunidad, Gary
convirtió en hechos.
Gary, el exterminador de prostitutas.
Lo que sucedía con Gary
estaba claro: el odiaba y despreciaba a las prostitutas y a las mujeres en
general, por lo cual, junto al hecho de que matar prostitutas resultaba más
fácil que matar cualquier otro tipo de mujeres, Gary se propuso exterminar
cuantas pudiese sin ser descubierto. Veamos entonces, a través de las palabras
del propio Gary Ridgway, estos y otros aspectos relativos a su naturaleza y su
proyecto criminal:
Gary se había propuesto
la misión de exterminar a todas las mujeres posibles que el considerase
prostitutas, a las cuales consideraba “basura” y “por eso las cubría con
basura”. Así mismo, Gary declaró cosas como: “elegí a las prostitutas porque
creí que podría matar cuantas quisiera sin ser atrapado” u “odio a las
prostitutas y no quería pagar por tener sexo con ellas”. Finalmente, Gary
mostró un desprecio general a la mujer diciendo: “para mí las mujeres son algo
para tener sexo, matar y tomar de vuelta el dinero”
Odio a las prostitutas,
misoginia y cosificación de la mujer:
“A
todas esas mujeres las maté porque quería y eso era odio, yo las odiaba”
“Odio
a las prostitutas y no quería pagar por tener sexo con ellas”
“No
era nada para mí. La cogía, la mataba y me deshacía de ella”.
“Ella
es basura, por eso la cubría con basura”
“Para
mí las mujeres son algo para tener sexo, matar y tomar de vuelta el dinero”
La
elección de las víctimas, el plan y su realización:
“Elegí
a las prostitutas porque creí que podría matar cuantas quisiera sin ser
atrapado”
“Pocas
de ellas se reportarían como desaparecidas”
“El
plan era: quería asesinar a tantas mujeres que yo consideraba prostitutas como
pudiera”,
“He
asesinado tantas mujeres que me cuesta acordarme de todas ellas”.
El
deseo de control y poder:
“La
controlaba cuando la mataba y la controlaba hasta que la descubrieran. La
controlaba mientras la tenía en mi posesión”
“Ustedes
no las pueden controlar, yo sí pude controlarlas”
En el fondo: ¿por qué mataba?
Al igual que en muchos
otros asesinos seriales, en Gary Ridgway vemos que el vínculo con los
progenitores, y particularmente con la madre, adquiere una preponderancia
especial en el nacimiento de su impulso asesino. Dicen por ello los autores del
ensayo académico Metáfora paterna e incidencia del deseo materno en el acto
mortífero del asesino serial que: ‹‹Lo ocurrido con el asesino serial es un
goce inconsciente que este dirige a la destrucción del padre cuando este lo sigue viendo como un
rival o a hacia la madre cuando éste sabe que no puede acceder a ella de forma
real, pero que lo puede hacer de manera simbólica solo que con la frustración
puesta en la destrucción, y esto lo lleva a transferir ese deseo hacia otros
objetos que le representan a la madre
como tal, es por eso que los asesinos seriales se repiten en el mismo patrón de
conducta y de personas en cuanto al acto como tal, es decir, que estos con
frecuencia matan mujeres que de una forma u otra le representan a la madre o al vínculo con ella (…)›› Aclarado lo
anterior, tenemos en primera instancia al Gary niño que sufre la presencia de
una figura materna que:
Se presenta como
dominante, temperamental y poco afectuosa, como una madre que lo humilla en
público, que lo critica y castiga con constancia y que manifiesta tener una
imagen pésima de su hijo. Esto habría de originar problemas de autoestima en
Ridgway, un sentimiento de humillación y un acumulamiento de ira y rencor que
finalmente se plasmarían en las fantasías homicidas que Ridgway aceptó tener en
relación a su madre.
Le ocasionó trastornos
sexuales en tanto que se vestía frecuentemente de forma demasiado provocativa e
incluso, según algunos especialistas, es muy probable que lo haya “asaltado
sexualmente” (tocándolo, sin llegar al incesto). Aquello, unido al fervor
religioso que a su vez manifestaba la madre de Gary, habría de causar que por
una parte Gary tenga fantasías sexuales con su madre (esto sí lo confesó) y que
por otra tenga conflictos internos al ser, al menos durante cierto periodo de
su vida, un fanático religioso y a la vez un asiduo cliente de la prostitución.
Expuesto lo anterior
cabe señalar que, frecuentemente, Gary manifestó el enojo que tenía hacia su
madre llamándola “puta”. Y es que, y en este punto es importante el rol
paterno, el padre de Gary manifestaba un profundo desprecio por las
prostitutas. Así, y en parte como forma simbólica de vengarse de las
humillaciones que su madre le infligía y a su vez como válvula de escape a
través de la cual plasmar en cierto grado el deseo sexual hacia su madre[2],
“puta” se convierte en la expresión de la asociación que, en la mente de Gary,
se dio entre la imagen de la prostituta y la imagen de su propia madre que se vestía
como una de ellas…
Principalmente Gary
mataba prostitutas porque, además de odiarlas debido a que le habían contagiado
gonorrea, éstas le recordaban a su propia madre, por lo que al matarlas y tener
sexo con ellas lograba realizar, de manera simbólica, tanto las fantasías
homicidas que tenía hacia su madre como las fantasías sexuales que ésta había
despertado en él de niño por vestirse de forma provocativa.
Después, el odio hacia
las prostitutas ocasionado por la asociación de éstas con su madre, habría de
verse grandemente incrementado cuando, en los inicios de su vida adulta, Gary
contrajo gonorrea y verrugas genitales. Entonces y a partir de ese momento, las
prostitutas ya no solo le despertarían antipatía por cobrarle sus servicios (él
dijo que odiaba pagar por sexo) sino también por haberle (para él ellas tenían
la culpa) hecho contraer gonorrea y verrugas genitales.
Por último, se ha
planteado la teoría de que Gary tenía una misoginia fundamentalmente originada
como plasmación de la rabia inherente a la frustración sexual que tenía
guardada como consecuencia de no haber logrado un verdadero vínculo de
intimidad sexual-emocional con la mujer antes de la llegada de Judith[3]. De
ese modo y debido a que las prostitutas no solo que son mujeres sino que le
manifiestan a Gary su impotencia para conseguir sexo fácilmente sin tener que
pagar y por tanto representan en cierta forma la impotencia general de Gary
frente a la mujer, éstas devienen en blancos ideales sobre los cuales el puede
proyectar su misógino enojo.
Por todo lo anterior, Gary conseguía lo siguiente con sus crímenes:
Teniendo sexo con la
prostituta antes del asesinato, Gary complacía simbólicamente las fantasías
sexuales que tenía con su madre.
Matando a la
prostituta, él mataba simbólicamente a la “puta” que para él era su madre y,
además, se vengaba directamente de las prostitutas y simbólicamente de las
mujeres en general.
Al tener sexo con los
cadáveres, no solo satisfacía su deseo necrófilo sino que disminuía su
sentimiento de impotencia y frustración, ya que no tenía que pagarle a la chica
y lo podía hacer numerosas veces sin pagar, tal y como haría el hombre hábil
con las mujeres que Gary nunca fue.
Mediante el sentimiento
de control y poder que le ocasionaba matar, enterrar a las muertas y tratar sus
cadáveres como objetos que le pertenecían, Gary lograba contrarrestar el
sentimiento de humillación que le había causado su madre e invertir la
situación la condición de controlado que tenía ante ésta de niño y que, hasta
cierto punto, siguió teniendo de adulto (recuérdese que su madre era una suegra
muy entrometida). Pero esto solo en primer término o principalmente, pues en
segundo término se sentía poderoso ante la mujer en general y, en última
instancia, se deleitaba con la sensación generalizada de poder que casi todo
asesino siente cuando mata.
Gary Ridgway, ¿un actor nato?
Para algunos
especialistas Gary era capaz de sentir la emoción que requiriese para quedar
bien. No es que fingiera la emoción, sino que la sacaba en función de lo que
necesitaba mostrar, por lo que para estos especialistas su remordimiento era
falso.
Se ha dicho que Gary
era tan implacable que, a pesar de que sus víctimas le rogaron piedad muchas
veces, Gary no desistió en el propósito de liquidarlas. Sin embargo poco se
conocen estas palabras del asesino: “Yo lloré, sí lo hice, y esa era la parte
buena de mí. Yo lloré, pero aún así las maté y no me importaron en absoluto”.
Se ve en tales palabras a un asesino que, aunque implacable, no era de hielo y
tenía por lo menos un mínimo de empatía, tal y como reflejan confesiones suyas
en las que cuenta que una vez vio de frente a una víctima de 16 años, jadeando
con tal desesperación que, desde ese día, Gary empezó a ahorcar a sus víctimas
por atrás porque “no quería imágenes como esas” en su memoria. “Ella me está
mirando y…y…tratando de hacer que me detenga. “¡Por favor, por favor no!”. Pero
yo todavía sigo estrangulándola. Yo no podía dejarla ir.”, dijo Gary recordando
aquel día.
No obstante, en opinión
del autor de The Riverman: Ted Bundy and I Hunt for the Green River Killer:
‹‹Él asesinó a sus víctimas deliberadamente, metódicamente, sistemáticamente.
Él estaba libre de cualquier preocupación moral. En cinco meses de entrevistas
con investigadores y psicólogos forenses, él no mostró empatía por sus víctimas
ni expresó genuino remordimiento. Él mató porque quería. El mató porque
podía.››. Semejante es la opinión de Mark Prothero en su libro Defending Gary:
Unraveling the Mind of the Green River Killer, quien agrega a lo anterior la
teoría de que Gary tenía una enorme capacidad para sentir cualquier emoción
idónea para adaptarse a las exigencias del contexto en que estuviese: Pero
luego recordé que la fortaleza de Gary ha sido siempre su adaptabilidad, su
capacidad para ser lo que sea que la gente espere de él. A pesar de su pobre
educación, a pesar de su inteligencia por debajo del promedio, Gary fue, creo
yo, el más fino Actor del Método[4] que haya vivido. No era algo consciente
tanto como era algo instintivo. Él podía llorar donde sea que quisiera y
dejarlo de hacer abruptamente. Si tú querías remordimiento, él podía hacerlo.
Si tú lo querías loco, triste, estúpido, inteligente, avergonzado, presuntuoso,
pecaminoso o religioso, él podía hacer todo eso, y tú serías convencido. Yo he
visto todos esos estados, en otros, durante todos los años desde la noche en
que lo vi por primera vez, y especialmente durante nuestro tiempo en el bunker.
Él era, como alguna vez observó el Dr. O `Toole, un camaleón, siempre
armonizándose, siempre dándote lo que esperabas, siempre listo para complaces.
Y ese era, de hecho, su rasgo más mortal.
Se ve así que, en la
opinión de expertos, Gary era simplemente un actor nato; pero entonces, si solo
actuaba: ¿por qué tenía miedo de mirar los ojos de sus víctimas? Parece lo más
lógico el suponer que en general Gary era una especie de actor nato —que no
fingía las emociones, sino que las creaba para adaptarse a la situación—, sin
embargo y al tener en cuenta que no mentía (esto se sabe por ciertos métodos)
cuando decía que evitaba mirar los ojos de sus víctimas al estrangularlas,
surge la pregunta de hasta qué punto era Gary Ridgway un actor nato
El Asesino de Río Verde
A mediados de julio de
1982 fue encontrado, flotando en las aguas del Río Verde del condado de King en
el estado de Washington, el primer cuerpo de todos los que vendrían. La
víctima, Wendy Lee Coffield, era una adolescente de 16 años que había sido
estrangulada con sus propias bragas y tirada al río como si de una funda de
basura se tratase.
De momento no existían
evidencias suficientes para seguir las investigaciones y el misterioso autor
del delito fue apodado como el Asesino de Río Verde. Y es que, para aquel
entonces, los miembros del Departamento de Policía del condado de King no
imaginaban que Wendy Lee Coffield representaría apenas el inicio de una larga
pesadilla cuyas víctimas caerían en su mayoría durante 1982 y 1984.
Casi todas las víctimas
eran prostitutas y tenían entre 15 y 31años, la mayoría de ellas aparecían
desnudas y a veces tenían las uñas cortadas. Muchos cadáveres tenían signos de
abuso sexual y frecuentemente había chicles, mapas de carreteras, restos de
comida o colillas de cigarrillos en la escena del crimen.
Fue ante este escenario
que la Fuerza de Tareas de Río Verde se formó para investigar los asesinatos y
así fue creciendo la lista de posibles sospechosos. No era un caso fácil para
la década de los 80, década en que las computadoras sofisticadas y el sistema
de rastreo de ADN aún no existían, por lo que había que juntar y asociar pistas
a la vieja usanza.
El asesino serial Ted
Bundy se ofrece para ayudar
En octubre de 1983 Ted
Bundy (arriba), estando condenado a muerte, se ofreció a ayudar en las investigaciones.
En octubre de 1983 Ted
Bundy, que estaba en el corredor de la muerte (sección de la prisión para los
condenados a muerte), se ofreció a colaborar con las investigaciones debido a
que, igual que el Asesino de Río Verde, él había sido un asesino en serie de mujeres
y podía ayudar a los detectives a indagar en la mente del Asesino de Río Verde
y a predecir sus movimientos y descifrar posibles estrategias.
Entre otras cosas, Ted
dijo que el asesino probablemente conocía a algunas de sus víctimas y que
probablemente más víctimas debían de haber sido enterradas en las áreas o cerca
de las áreas donde se habían encontrado los cadáveres. Bundy también dio mucha
importancia a las diferentes áreas de los cadáveres encontrados; pues, para él,
el conjunto de las áreas sugería que cada grupo o lugar se había establecido
cerca de la casa del asesino.
Los detectives
encontraron la información suministrada por Ted Bundy como interesante, pero
sin importancia práctica relevante para dar con el asesino.
Descartando sospechosos
En 1987, la dirección
del grupo de trabajo cambió de manos, al igual que la forma en que la
investigación se llevaba a cabo. En lugar de seguir intentando probar quién
podía ser el asesino, se tomó la lista de sospechosos y se llevó a cabo un
proceso a través del cual se eliminaron de la lista aquellos sospechosos que no
debían de ser el asesino, poniendo así a los sospechosos que quedaron dentro de
lo que se denominó la Lista A.
Gary Ridgway, que
finalmente pasaría a la Lista A, había caído en la lista de sospechosos a causa
de dos encuentros que tuvo con la Policía en la década de 1980.
El primero fue en el
año 1980 cuando se lo acusó de estrangular a una prostituta mientras tenía
relaciones sexuales con ella en su auto cerca del aeropuerto de Sea-Tac. Al ser
interrogado, Ridgway admitió estrangularla, pero dijo que era en defensa propia
porque la prostituta lo había mordido cuando estaba haciéndole sexo oral. El
asunto fue entonces dejado de lado por la Policía.
El segundo encuentro
fue en 1982, cuando Ridgway fue interrogado después de haber sido atrapado en
su camión con una prostituta (la prostitución era ilegal). Tiempo después, la
Policía se enteró de que la prostituta ya no existía porque era Keli McGinness,
una de las víctimas del Asesino de Rio Verde.
La prueba del polígrafo
En 1983 interrogaron
nuevamente a Ridgway cuando el novio de una prostituta desaparecida reportó
que, el último vehículo en que vio a su novia el día en que ésta desapareció,
era un vehículo que tenía las mismas características que el de Ridgway
Apenas un año después,
Ridgway fue arrestado por haber sido sorprendido solicitando servicios
sexuales, puesto que la supuesta prostituta en realidad era una mujer policía
encubierta que, a diferencia de otras, parece que sí aceptó mostrarle los
pechos y la vagina a Ridgway, ya que éste pedía que le muestren eso porque
pensaba que una agente encubierta no se atrevería a hacerlo. Ya en la
comisaría, Ridgway fue sometido a la prueba del bolígrafo (y la pasó), en la
cual se ve si el sospechoso miente o no a través del pulso y otros aspectos de
su caligrafía. Debido a este incidente y a que le iba bien en su relación con
Judith Mawson, Ridgway fue disminuyendo su ritmo asesino y cada vez se
reportaron menos denuncias de mujeres desaparecidas.
Ridgway y la Lista A
Cuando Ridgway pasó a
la Lista A se lo puso bajo vigilancia policial. Los investigadores examinaron
su historial de trabajo y determinaron que nunca estuvo en el trabajo durante
los días en que muchas de las víctimas habían sido reportadas como desaparecidas.
Sumado a eso algunas prostitutas habían reportado que cierto hombre cruzaba a
menudo el camino que Ridgway usaba para ir y volver del trabajo: esto, debido a
que la descripción que dieron del hombre concordaba con el aspecto de Ridgway,
aumentó fuertemente la sospecha de que él podría ser el Asesino de Río Verde.
El 8 de abril de 1987
la Policía registró la casa de Ridgway, la cual estaba llena de objetos que él
y su esposa habían recogido de un basurero de buceo que estaba cerca de donde
fueron encontradas algunas de las víctimas. En primera instancia el hecho
parecía sospechoso, pero algunos testigos dijeron que recolectar ese tipo de
objetos era una actividad que la pareja compartía desde hace mucho tiempo. En
todo caso sometieron a Ridgway a una prueba de polígrafo que pasó y, tras eso y
con el consentimiento de Ridgway, le tomaron muestras de pelo y un hisopo con
su saliva, tras lo cual lo soltaron por falta de evidencias en su contra.
algunos de los rostros de la mujeres asesinadas,.mato 48 mujeres.